lunes, 31 de mayo de 2010

La fila de la vergüenza

Debo abrir esta reflexión criticándome a mi mismo, el título de esta entrada no es acertado, no es una fila de la vergüenza, no debe serlo y no debió serlo nunca, pero es mi experiencia, es como yo me sentí.
Te recibe la mañana con la fresca, queda casi una hora para que abran y ya hay casi veinte personas por delante con lo cual mis esperanzas de que me atiendan pronto se esfuman rápido. Como no tienes mucho que hacer, te pones a mirar al resto de personas que te acompañan e intentas adivinar cual será su historia, por qué se ven en esta situación. Ese ejercicio de adivinación sólo se interrumpe por alguna buena canción en el mp4.
Jóvenes, viejos, españoles, inmigrantes...y mi vergüenza. No sentía miedo, no era frustración, ni indignación, tampoco era incomprensión. Lo único que sentía era vergüenza, sensación que se hacía más grande conforme avanzaba la mañana. Las miradas, la posibilidad de que pasase alguien y me reconociera (¡¡¡en Madrid!!!), sólo vergüenza que hoy también me da vergüenza reconocer.

No puedo identificar el por qué pero sentí vergüenza, no quería verme ahi, me autocensuraba y me escondía en la música de mis cascos.
No me siento orgulloso, lo llevo mal, sí.
Sentí vergüenza.

1 comentario:

  1. sólo es cuestión de paciencia... no te maltrates así! no es algo de lo que avergonzarse y lo sabes.

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