Eso, que es todo.

A veces pasamos demasiado tiempo pensando la frase más bonita, la cita más romántica, el cumplido más hermoso o la palabra más adecuada para decirle a la persona que tenemos al lado. No es necesario...

Otras veces buscamos el regalo más original, el más espectacular, el que más destaca o el más clásico para dárselo a quien nos sostiene por la base sin dejarnos caer. No es necesario...

La mayoría de las veces no decimos nada, callamos lo que pensamos, silenciamos lo que sentimos y dejamos de mostrar lo que sin ser obligado debería ser habitual. No es necesario...

Todo puede ser más fácil si nos dejamos llevar por lo evidente, por lo que se ve, se siente y se percibe.
Lo difícil a veces se convierte en lo más fácil.
Lo impersonal, en ocasiones es lo más personal que podemos decir, regalar o dedicarle...

Simplemente: tú eres eso...

Sin control

Hacía tiempo que no me sentía bien, tan bien.
Hasta las cejas de curro, del pagado y del no pagado, pero aun así estoy cómodo.
La adrenalina se dispara, la sangre corre muy rápido, tanto que casi puedo sentirla. Por fin tengo la sensación de tener cosas que perder y eso me hace tener cuidado, hacer las cosas lo mejor que puedo.
Ahora sólo tengo el 50% del mango de la sartén bajo mi control.

De repente cualquier tontería es un mundo y cualquier mundo es una tontería.

Para mí, lo realmente importante ha sido tener por fin esa sensación de no controlar la situación, saber que si no cuido el botín, lo puedo perder.

Me gusta perder el control y no necesitar llevar las riendas de nada.
A veces va solo.